martes, 23 de abril de 2013

Smoke



Sinopsis: Una tienda de tabaco de Brooklyn es el centro de reunión de unos extraños personajes que enlazan sus vidas en un cuento donde un estanquero filosofo narra historias a un escritor sin ideas y un joven negro algo despistado encauza su búsqueda privada, todo esto aderezado por cigarros y mucho humo

 Reparto: Harvey Keitel, William Hurt, Stockard Channing, Forest Whitaker, Harold Perrineau

 Director: Wayne Wang

 Comentario del acomodador:
 La década de los 90 fue un desastre en cuanto a la buena música y el buen cine, pero como en todo desierto, de vez en cuando aparecieron los refrescantes oasis de buenas obras que nos hacían la larga travesía un poco más llevadera. Entre ellos debemos de incorporar Smoke, una obra cinematográfica completa, gracias a un gran guión firmado por el extraordinario escritor Paul Auster y a una dirección
excepcional del director chino Wayne Wang, que después vendió sus buenas maneras a formulas más comerciales que hizo de su obra posterior algo totalmente prescindible.
 La historia es como un río que lleva todo el torrente narrativo y como hipotéticos afluentes de este, la narración se bifurca en otras historias paralelas que dan sentido a toda la obra y que se enriquece de las nuevas idas y venidas que estos afluentes ejercen sobre la trama principal.
 Decir que tiene un plantel artístico excepcional, es quedarse corto... los actores que están, son los mejores que pueden dar vida a la historia, ya que la generosidad interpretativa de estos, es algo raro en una película estadounidense. Keitel, Hurt y Whitaker aceptan un papel en una película intimista que en principio no les va a dar más prestigio que el artístico, lejos de los fuegos de artificio de las producción Hollywoodienses que tan de moda estaban en aquella época.
 De narración pausada que no lenta, tiene una cadencia similar a fumarse tranquilamente un cigarrillo, en donde las caladas profundas dejan tiempo a la contemplativa y relajada visión de ver pasar el tiempo, para después expulsar el humo con una cierta nostalgia, algo que los exfumadores como yo, mantenemos en la memoria. Ver acercarse un tren en la lejanía y esperar a que salga de plano, solo para verlo pasar y poner fin así a uno de los innumerables episodios de los que esta compuesta esta obra maestra, es uno de los ejemplos.
 Los diálogos pausados, pero con una narración que engancha, queda patente desde el principio cuando Hurt cuenta una anécdota de como se puede pesar el humo del cigarro y desde ese momento hasta el final, sabes que estas delante de algo raramente excepcional.
 Quizá ahora es el momento de dar un sorbo a esta Cerveza y dar por finalizado este, espero que interesante articulo.

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