Bienvenidos bienvenidas queridos amigos y amigas de cinefilia hoy con todos vosotros
El Extraño o el Extranjero, título que fue corregido por la mala interpretación del título original Stranger, es una de esas películas adelantadas a su tiempo que en este caso podríamos decir que está narrada casi en tiempo real.
Recordemos que estamos en 1946 y que la derrota del nacismo ocurrió solo unos meses antes y esta obra ya nos adentra en el postnazismo con todo lo que el resto de películas de este género adoptaron como propias muchas de las premisas de esta película pero muchos años después, Organizaciones secretas, Nazis con falsas identidades viviendo vidas ficticias y anhelos de restaurar el 3er Rihgch.
Pero si todo esto fuera poco, si ver a la primera película de este fabuloso género no te es suficiente, solo te tengo que decir que está rodada e interpretada por el maravilloso Orson Welles que en su tercera película como director se atreve a encarnar a un villano que en aquel momento era un enemigo real.
La historia narra acontecimientos similares de sus obras predecesoras, un Nazi escondido en un pueblecito de Conecticud gracias a una organización secreta que le ha dotado de una nueva identidad el Profesor Charles Ranking en verdad esconde a uno de los ideólogos del holocausto Franz Kindler perseguido desde hace tiempo por crímenes de guerra, ante la imposibilidad de dar con su paradero el detective Wilson le tiende una trampa, saca a uno de sus secuaces con una falsa misión dar un mensaje a Kindler y este les lleva hasta el pueblo donde se esconde, pero desaparece sin que Wilson pueda saber quién es.
La obra tiene un ritmo abrumador, mas cercana al cine negro que al de espías, francamente bien dirigido y con unos planos maravillosos como los que ocurren en la persecución del gimnasio, cada fotograma es una obra de arte, la iluminación en blanco y negro de Russel Metty es simplemente brutal, los momentos nocturnos son una lección de fotografía y el guion tan bien elaborado que estuvo nominado a los Oscar de 1947.
Así que podemos decir sin ningún tipo de complejo que estamos ante una obra de arte, aunque sea un film menor de Orson Welles pero que en su pequeñez, su falta de pretensiones tiene una grandeza arrebatadora.
Sobre las interpretaciones nada se puede reprochar a Loretta Young que cumple con creces el papel de prometida del impostor, pero es que cuando están en pantalla dos titanes como Welles y Edward G Robinson eclipsan al resto de personajes, creando una atmosfera de esas que solo se dan cuando dos genios se juntan en pantalla, simplemente genial.
¿Y donde podéis ver esta singular obra? Pues la tenéis tanto en FILMIN como en FLIX OLÉ y creerme que es una de esas películas que tienen el regusto de lo añejo y del cine bien hecho.
Por cierto, la semana que viene cerramos nuestro ciclo con una de mis películas favoritas de todos los tiempos, un clásico que me hizo tener miedo a los dentistas, no cuento nada más, pero si no te quieres perder nada y aún no estas suscrito, hazlo no te vas a arrepentir
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