Y es que Senderos de gloria de lo que trata realmente es del chivo expiatorio, de esa cabeza de turco que se usa para intentar disimular la incompetencia propia en carne ajena.
Y es que no puede ser más cruel y más veraz que la historia que nos narra la novela de Humphrey Cobb.
La historia nos sitúa en medio de la primera Gran Guerra donde el General Mireau recibe la orden del estado mayor de tomar una colina que resulta ser un infierno.
El regimiento decide retirarse hacia las trincheras, actitud que desde el despacho no entiende dicho general por lo que pide fusilar a parte de dicho regimiento.
Esta película no es la mejor de Kubrick ni de Kirk Douglas y quizá tampoco sea la mejor sobre la 1ª Guerra Mundial pero es un retrato perfecto de la tozudez de los estúpidos, de los valientes de salón y del asombro absoluto de los sensatos ante la locura de los necios.
Y es que es de necios de los que trata esta película, más que de guerras y generales, es de necios con poder, incapaces de hacer nada a derechas y que pagan su frustración en carne ajena y de como otros miembros poderosos buscan el mal menor solamente para no herir los sentimientos del necio, convirtiéndose así mismos en cómplices.
Y sin ser la mejor película de Kubrick ni de Douglas, es el mejor retrato del ser humano, estúpido por naturaleza.
Quizá algunos dirigentes se vean retratados en este film, aunque seguro que bajo el retrato del Coronel Dax pero que en la realidad son el torpe General Mireau y es que la estupidez humana es asombrosa
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