Este vídeo lo dividiré en tres partes, la primera hablaremos de Paul Schrader su director y guionista, la segunda nos centraremos en la película y la tercera hablaremos de Yukio Mishima por que esta película está basada en hechos reales y si no sabes nada de Mishima y quieres ver la película te aconsejo que omitas la parte final del vídeo.
PAUL SCHERADER:
Estamos ante uno de los mejores guionistas y directores de la historia del cine que por supuesto no ha ganado un Oscar o mejor dicho, los Oscar no se han merecido un Scherader. Y decimos esto por que los guiones escritos por el de Michigan están entre lo más granado de la historia del cine ya que suyos son los guiones de Taxi Driver, Toro salvaje o La última tentación de cristo entre otras muchas y como director no se queda atrás ya que Hardcore, American Gigoló, Affliction o la película que nos ocupa Mishima, Una vida en cuatro capítulos son obras que destacan entre lo más florido de la cinematografía mundial.
Ganador en Cannes a la mejor contribución artística por esta película en 1985 es un cineasta de lo más particular ya que su férrea educación calvinista le impidió ver una película hasta los 18 años, tras ese periodo de abstinencia se enamoró del séptimo arte, tanto que estudió cinematografía en la Universidad de California en Los Ángeles o como se la conoce popularmente la UCLA. Tras sus estudios fue crítico de cine y después guionista para terminar dirigiendo sus propias películas.
Schrader a demostrado estar muy influenciado por la cultura japonesa, su primer guión fue Yakuza en 1975 y que dirigiría Sydney Pollack en un thriller que nos cuenta mucho más de lo que parece ya que toca temas como la negación de un país a perder su identidad, tema que vuelve a rescatar en la película que reseñamos hoy, Tras ese primer guión escribiría en 1976 Taxi Driver y lo demás ya es historia del cine.
MISHIMA, UNA VIDA EN CUATRO CAPÍTULOS
Mishima es su quita película como director y se atreve quizá con lo que és la trama más compleja de toda su filmografía y probablemente con una de las películas más difíciles de dirigir de toda la historia del cine y es que el personaje que toma como hilo conductor Yukio Mishima es de una singularidad tal que parece imposible condensarla en los 120 minutos que dura el film.
Mishima, Una vida en cuatro capítulos nos narra la vida de Kamitake Hiraoka, más conocido como Mishima, uno de los escritores más influyentes de Japón con una visión política nacionalista y tradicionalista que busca volver al Japón anterior a la derrota en la Segunda Gran Guerra y restaurar al Emperador como jefe de estado, su plan es dar un golpe de estado contra el actual sistema por lo que crea un ejercito privado llamado La sociedad del Escudo.
Para darnos una visión total del personaje,, Schrader mezcla su vida actual, su vida pasada y sus ideas plasmadas en su obra literaria más importante, la tetralogía de El Mar de la Felicidad, estos cuatro libros sirven a Schader como punto de partida para mostrar toda la visión de tan enrevesado y polifacético personaje.
Realmente la historia es narrada en un único día, pero viajamos en los recuerdos del personaje para entender su visión del mundo y el por que de sus acciones, aunque realmente es en la recreación de los fragmentos de sus obras literarias donde mejor se dibuja al personaje, su sexualidad, su linaje de antiguo samurai, su negación a claudicar frente al invasor y el sueño de retornar al antiguo imperio del Sol naciente.
La película es perfecta, no solo su trama y la forma de contarla, es que la fotografía usando el color, el blanco y negro, la puesta en escena realista y onírica para llevar de la mano al espectador sin perderse entre las idas y venidas temporales de la obra son simplemente magistrales y como colofón a una de las películas mas bellas jamás rodada tenemos la banda sonora original compuesta por un Philip Glass en estado de grácia.
YUNKIO MISHIMA
El personaje que toma Schrader como protagonista es quizá el más complejo de la historia, sus multiples caras, sus incongruencias vitales y sus principios morales y sociales es una trampa en sí misma para cualquier guionista, excepto para Shrader.
Mishima en los años 60 y 70 era un personaje popular en las revistas y tabloides, esta popularidad la consiguió gracias a su estilo de escritura, hoy en día es considerado el padre de la literatura moderna japonesa, nominado a los premios Novel dos veces antes de los 45 años hablan de lo inconmensurable de su figura, una figura bastante controvertida, militante de la extrema derecha y nacionalista japones, su estirpe de samurais le marcó desde su infancia, el estallido de la guerra hizo querer cumplir con su deber y alistarse como piloto kamikaze, pero una tuberculosis le negó al placer de morir como mártir por su país, este hecho le marcaría de por vida teniendo una relación con la muerte y el suicidio muy particular.
En el momento más álgido de su carrera, cuando más dinero, poder e influencia tenía con la sociedad japonesa, crea un ejercito privado (Hay que reseñar que Japón tras su derrota tenía prohibido tener ejercito y lo que suplía el mismo era una fuerza de autodefensa) este ejercito que se llamó Tatenokai o Sociedad del Escudo, tenía como principio fundacional el restaurar al emperador como jefe de estado y romper con las limitaciones que EE.UU. y Occidente imponían al país del Sol naciente.
Con la connivencia de las Fuerzas de Autodefensas Mishima entrenó a su ejercito privado en las instalaciones y cuarteles de las mismas, llegado un día Mishima cree estar preparado para el momento final, dar un golpe de estado, eliminar a los mandatarios acomodados y levantar a la sociedad civil en armas, para ello cuenta con que los soldados de las fuerzas de autodefensa se le unan, aprovechándose de la influencia y reconocimiento que tiene, él y cuatro cadetes de su ejercito particular secuestran al general del Cuartel General de Tokio, para su liberación solo pide una cosa, hablar a los soldados para unirlos a su causa nacionalista y levantar en armas al país. Así que subido al techo del cuartel y con todas las tropas formadas da un discurso que es recogido con burlas y abucheos, Mishima no se dió cuenta que el Japón que tenía en su mente era solo un reducto del pasado y que los japoneses actuales habían olvidado su antigua identidad feudal y habían abrazado el capitalismo occidental como método de vida.
Tras su fracaso, Mishima y su segundo Morita se hicieron el Seppuku o harakiri, suicidio ritual que conlleva el desentrañamiento y decapitación del suicida.
Este hecho conmocionó a todo un país y quedó en el recuerdo de uno de los más grandes literatos no solo de la historia de Japón si no de la literatura mundial.
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