domingo, 17 de mayo de 2020

BLUE RUIN: La vuelta del cine Polar


Hay veces que se nos olvida que no todo es Hollywood y sus enormes dosis de testosterona cuando de cine de acción se trata, que Europa y más concretamente Francia tomó el genero como suyo, creando en los 70 y 80 el cine Polar, una manera diferente de contar las típicas historias de cine negro o detectives centrandose en la parte canalla de la historia, personajes siempre con un motivo equivocado o directamente criminal que se ensalzan a la categoría de protagonistas.
Su ritmo y cadencia muy alejada de las prisas de su hermano mayor hollywoodiense, nos da la oportunidad de pensar y recapacitar sobre la vida, obras y circustancias del personaje protagonista y eso es lo que hace Jeremy Saulnier director Virginiano que da la espalda a la forma de hacer cine de de su país y toma como propia la forma europea de contarla.
Blue Ruin, segunda película del director y para mi la mejor de su filmografia, es una historia de venganza pero que esconde tras la premisa el verdadero género de la misma que es la de construcción de un personaje que al principio es un lienzo en blanco que poco a poco se va dibujando para mostrar un hombre corriente metido en una vorágine de violencia que le supera.
Esta premisa es su mejor acierto pero también su penitencia, ya que una vez que el personaje es completado el resto de la trama carece de interés, dando un bajón considerable en la ultima parte del film que aún así resuelve bastante bien.
Sobre la película prefiero no contar mucho ya que el placer de ir descubriendola poco a poco es uno de los alicientes de la obra y narrar en exceso la trama os robaría ese placer, por eso solo decir que Dwaight es un vagabundo trentañero que un hecho acaecido en su pasado vuelve para trastocar el mundo del joven y silencioso mendigo.
Esta película independiente logró hacerse con el premio John Cassavetes en 2015, lo que otorgó cierta fama al director para que Nic Pizzolato se fijara en él y formar parte del elenco de directores que dirigirían la tercera temporada de True Detective.
Mi recomendación es que lleguéis a esta obra con la menor información posible y que disfrutéis de este maravilloso thriller, más cercano Al Amigo Americano de Wenders que a Yo soy la justicia de Michael Winner.
Así que sin más os dejo en compañía de tan barbudo y silencioso amigo.

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